Pink estaba ahí, presente, lo podía ver, me hace daño, sí, mucho daño, pero aún así.. lo quiero.
Me gustan tus consejos, querido amigo.
Me gusta que carcomas cada rincón de mi marchitado cuerpo, que ya estaba hecho basura, producto de las auto-flagelaciones constantes que invadian mis venas con mi hacha favorita.
TEN CUIDADO CON ESA HACHA, JAVIERA.
Suspiré, mientras sonreía, me estaba muriendo de a poco, muy poco... pero... ¿sabes algo? Estoy feliz, sumamente feliz, extremadamente feliz, me gustan tus consejos, querida alma gemela.
Sí, lo eres.
¿Quien me acompaña en mis intentos de autodestrucción?
Nadie, nadie más que tú.
Carta dirigida a Pink.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario